UN ESPACIO EN BLANCO
Cuando el despacho del arquitecto italiano Marco de Gregorio recibió el encargo de renovar un viejo ático barcelonés, decidió asumir un riesgo: el gran hilo conductor del proyecto sería el color blanco.
La idea fue llevada al extremo y el resultado es un interiorismo monocromático: muros, pisos,
mobiliario, accesorios… todo en blanco (además, en el colmo del atrevimiento, en su versión más pura).
Originalmente el espacio estaba divido en tres áreas, pero el equipo de arquitectos decidió
transformarlo en un flat. ¿La intención? Crear un espacio diáfano, luminoso e insólito, en el que desde cualquier punto se pudiera observar cada una de las áreas que conforman un luga...