Era el año de 1947, justo cuando el movimiento ‘mid century’ (modernismo de mitad del siglo XX) había iniciado, cuando la firma Vitra le pidió a George Nelson (1908-1986), que creara una colección de relojes de pared. Lo primero que hizo este arquitecto y diseñador industrial fue analizar cómo la gente usaba estos instrumentos.
“Eye”
Nelson llegó a la conclusión de que la mayoría discernimos la hora por la posición de las manecillas, haciendo innecesarios los números. Además, desde que existen los relojes de pulsera, el reloj de pared se volvió más un objeto decorativo. Estas ideas, sencillas pero poderosas, fueron la base para la colección “Wall Clocks” que se presentó en 1949.
“Sunflower”
Todos los relojes de pared de la colección tienen en común la ausencia de números, además de que buscan ser un objeto decorativo que tiene el poder de transformar los espacios. Salvo esto, cada uno es diferente, único y desde luego un ícono del diseño.
“Turbine”
Vitra, consciente de la importancia de mantener vivo el legado de los grandes diseñadores industriales del siglo XX, continúa produciendo estos relojes… y como esta firma es parte de la selección de Casa Palacio, puedes encontrarlos en nuestras tiendas. Se trata de objetos únicos, obligados para coleccionistas y amantes del diseño contemporáneo.
“Flock of butterflies”
En Casa Palacio nos encanta proponer nuevas tendencias, trabajar con nuevos productos y creadores, de la misma manera que disfrutamos tener en nuestras tiendas el trabajo de grandes maestros, que, de la misma manera que tenemos la oportunidad de ofrecerlos a nuestros clientes, son piezas que forman parte de importantes colecciones de museos en todo el mundo. Un caso muy especial ocurre con Isamu Noguchi y la mesa que lleva su nombre bajo el sello de Herman Miller.
Si aún no la conoces, te invitamos a nuestras tiendas para descubrir este clásico que se comenzó a producir en 1947, cuyo diseño es tan vigente y propositivo como al inicio. Esta mesa puede ser vista como una impresionante escultura moderna, igual de duradera que estética. Cada ángulo es diferente, su base de madera maciza es una lección de equilibrio y proporción. Puedes encontrar tres acabados diferentes: nogal, fresno blanco y negro.
La historia de este escultor y diseñador japonés-estadounidense nos apasiona. Además, tuvo una gran relación con México, donde su trabajo se vio influenciado por la cultura prehispánica y la tradición artística del país. Viajó a este país en 1936, periodo en el que se sumergió en el arte muralista y la escultura monumental. De esos años quedan los murales del Mercado Abelardo Rodríguez, en el centro de la Ciudad de México, un paseo que realmente te recomendamos. Una joya oculta del arte moderno en pleno casco histórico.
Cortesía INFGM
Cortesía INFGM
Noguchi nació en Los Ángeles, pero pasó parte de su infancia en Japón, donde absorbió la cultura japonesa y nació su pasión por la cerámica. Estudió escultura en Nueva York y más adelante se fue a París, donde fue discípulo de Constantin Brancusi.
A partir de los años 40, empezó a diseñar parques con juegos para niños, es ahí donde comenzó a plasmar lo que vemos poco después en la mesa para Herman Miller: la fusión perfecta entre la forma escultural y la función cotidiana. Su estudio y el museo que lleva su nombre, del otro lado de la calle, son sitios de peregrinación en Nueva York, donde acuden miles de visitantes para apreciar sus esculturas y mobiliario.
Desde su fundación en 1923, Herman Miller ha desafiado los límites entre arte y diseño, entre lo estético y lo funcional. La visión de D.J. De Pree dio origen a una firma donde cada pieza no solo habita un espacio, sino que lo define.
El punto de inflexión llegó en 1945 con la dirección de George Nelson, quien articuló un lenguaje de modernidad junto a nombres como Charles y Ray Eames, Isamu Noguchi y Alexander Girard. De esta sinergia nacieron piezas que hoy son parte del imaginario cultural: las lámparas Bubble, la escultórica Coffee Table de Noguchi y, por supuesto, la inconfundible Eames Lounge Chair & Ottoman (1956).
Pero Herman Miller no es solo un capítulo de la historia del diseño, sino un actor clave en su evolución. Sus piezas residen en museos y colecciones privadas, pero también en hogares que entienden el diseño como una forma de vida. El énfasis de la marca en la investigación de procesos constructivos y ergonomía la hace igualmente relevante tanto en su línea para el hogar como en mobiliario de oficina, con ejemplos como su icónica Aeron. Su apuesta por la sustentabilidad y los materiales reciclables reafirma su compromiso con un futuro donde la belleza y la responsabilidad ambiental son inseparables.
Te invitamos a descubrir más sobre Herman Miller en nuestras tiendas Casa Palacio y en línea. Déjate fascinar por su mobiliario que sigue marcando el compás del diseño: preciso, atemporal y esencial.
Por más de 25 años, Ronan y Erwan Bouroullec han creado verdaderas obras maestras en el mundo del diseño. Desde los inicios de sus carreras, estos hermanos, nacidos en la Bretaña francesa, han construido un nombre destacado en la industria, además de haber recibido numerosos premios y nominaciones como jóvenes promesas del diseño a finales del milenio pasado. Este reconocimiento les ha permitido desarrollar audaces creaciones para las marcas más prestigiosas del mundo.
Desde sus primeros años, colaboraron con grandes referentes del diseño global, como Flos, Vitra y Kartell, lo que les valió una importante retrospectiva en el Design Museum de Londres. A partir de ahí, siguieron muchas más exposiciones, y gran parte de sus piezas pasaron a formar parte de importantes colecciones de diseño en todo el mundo. En 2001, llevaron a cabo una destacada colaboración con Issey Miyake, diseñando su tienda en París y el mobiliario de muchas de sus vitrinas. Más recientemente, Ronan ha trabajado en el diseño de la línea de plisados de esta icónica casa de moda japonesa.
En los últimos años, parece que han seguido caminos más independientes en sus carreras, aunque, afortunadamente, sus nuevos proyectos mantienen la misma genialidad de siempre. La buena noticia es que muchos de sus diseños, ya sea como duo o por separado, están disponibles en Casa Palacio. Consulta a nuestros expertos en Flos, Vitra, Kartell y Samsung para conocer la selección de piezas diseñadas por ellos y que aquí ilustramos.
Desde hace más de una década, la escultura “Alas de México”, colocada en Paseo de la Reforma, ha sido parada obligada para quienes viven o visitan la Ciudad de México. Miles se han fotografiado frente a estas alas doradas que ya son uno de los símbolos de la ciudad. Se trata de una pieza de gran formato del escultor y pintor Jorge Marín (Michoacán, 1963), que ahora, de la mano de la firma TANE, se ha transformado en tres versiones íntimas que quieren posarse en nuestros espacios.
La reflexión contemplativa es un una de las características del trabajo escultórico de Marín; en el caso “Alas de México”, la pieza captura no solo el deseo de volar y trascender las limitaciones terrenales, sino también, al ser carentes de cuerpo, invitan al espectador a asumirlas como propias.
La propuesta para TANE consiste en tres versiones de “Alas de México”: con base en madera, Edición Plata y Edición Vermeil. Las tres están elaboradas en plata plata .925, y fueron meticulosamente detalladas por los maestros orfebres de la firma y son de edición limitada, por lo que cada una es una pieza de colección.
“Alas de México” pertenece a la colección de Arte Objeto que la firma lanzó en los años 70, después de poco más de tres décadas de haberse establecido en México. Se trató de una aventura iniciada por Pedro Leites, hijo de los fundadores de TANE, que continúa al día de hoy, fusionando arte y plata, y en la que han colaborado artistas y arquitectos de la talla de Pedro Ramírez Vázquez, Pedro Friedeberg y Vasarely, entre otros.