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Platicamos con la mente creativa detrás de Textura, una de las más exitosas empresas dedicadas al interiorismo residencial y de hoteles. ¡Todo un conocedor!
¿Cómo surge tu interés por el interiorismo?
En estos años he logrado encontrar el equilibrio entre el arte de crear espacios habitables, estéticos y funcionales, jugar con texturas ópticas y la combinación de estilos con las nuevas tendencias. El lograr una armonía entre todos estos elementos, fortalece el espíritu, brinda confort y descanso, le da gusto a los sentidos.
Cuéntanos brevemente sobre Textura®, tú empresa…
Hace más de 25 años comencé a trabajar en la decoración de hoteles y residencias de lujo. Colaboré en empresas de alto perfil en el ramo del diseño de textiles y mobiliario. Conocí cómo se fabrica un hilo, una tela, una prenda. Conocí cómo se compra la madera e insumos, hasta la fabricación del mobiliario. Aprendí a convertir un espacio vacío en un lugar de buen gusto con paz y armonía. Supe interpretar e implementar las necesidades de cada cliente; entonces fundé Textura®.
¿Cuál sería el sello característico de un espacio diseñado por Textura®?
Llegar a la perfecta combinación de elementos como color, textura, arte, iluminación, estilo, escala y orden.
Te has encargado del diseño interior de muchos hoteles: ¿cuál es la gran diferencia entre crear espacios para un hogar y un hotel, siendo éste un espacio de corta estancia?
Un espacio residencial deberá ser confortable, deberá ser estimulante, deberá ser gratificante para la persona que lo habita. Es claro que el ritmo es diferente a la habitación de un hotel, donde éste debe ser vibrante, seductor, que te brinde confort y descanso a los sentidos. Mi premisa es procurar la mayor comodidad, diseño y funcionalidad posible.
Si pudieras dar el mejor consejo de interiorismo a nuestros lectores: ¿cuál sería?
Combinar armoniosamente distintos estilos. Elementos puros, materiales de gran fuerza; pétreos, maderas y textiles con textura. Inventar nuestra propia atmósfera, seleccionar nuestros elementos protagonistas, como una pieza de arte, alguna colección; o algún elemento que en lo particular deseemos realzar y sea el toque distintivo para que mi atmósfera sea cálida, sobria y elegante.
Flora y fauna tropical, arte y surrealismo, así es el universo de la firma colombiana Muzaluci. ¿Su propuesta? Sueños que se transforman en textiles que son auténticas obras de arte… ¡pero no para colgarse en un museo! Son para ser usadas en el día a día, ya sea en la forma de un blazer, un cojín o un mantel.
Eso sí, Muzaluci no es para los tímidos, sino para aquellos que “se arriesgan”, al menos esto nos dijo Silvia Ramírez, la mente creativa detrás de este mundo onírico y con quien tuvimos la oportunidad de platicar.
Lo primero que Silvia nos contó fue de dónde viene el nombre de Muzaluci: “Es la unión de dos palabras: museo y alucinaciones”. Esta enigmática palabra encierra todo un concepto, en el que arte y naturaleza, se encuentran con lo psicodélico. “Nos encanta tomar elementos de la flora y fauna para crear seres que no existen”. Los encuentros imposibles también son el sello de la casa: “En un solo estampado, como ‘Mar del cielo’, conviven un leopardo, un caballito de mar, plátanos y mariposas, todos en un mundo fantástico”.
Algo que llama la atención es que cuando se piensa en “diseño latinoamericano”, lo étnico enseguida viene a la mente. No es el caso de Muzaluci. Por el contrario, la marca, con todo su barroquismo, nos remite a los gabinetes de curiosidades del siglo XVIII. Silvia lo explica: “La marca tiene tres componentes muy importantes, lo ‘vintage’ –tengo una fascinación por lo antiguo, por el baúl de la abuela–, la parte botánica y el surrealismo”.
Pero, ¿y la inspiración?, ¿dónde está Colombia en esta propuesta? “Tengo la fortuna de haber nacido en un país muy rico en fauna y flora. Esto suma e inspira. Colombia está presente, por ejemplo, en los estampados de loros y otras aves del trópico o en la colección que dedicamos puntualmente a las orquídeas colombianas”.
Sin duda lo más fascinante de Muzaluci es que es una marca única para gente única. “No es solo para hombres, solo para mujeres o solo para jóvenes… es para todos”. Muy bien, pero, ¿cómo llevar estos estampados maximalistas a la vida diaria? “Dejándote llevar”, nos dice Silvia. “Quien compra Muzaluci es porque se enamora de la firma y simplemente se deja llevar por ella”.
Una marca tan fascinante tenía que ser parte de la selección de Casa Palacio. De sus textiles, ya puedes encontrar en nuestras tiendas sus manteles, servilletas y caminos de mesa. Sobre por qué elegirlos, Silvia nos recuerda: “Muzaluci es arte y una mesa se puede volver una obra de arte, ya que quien la monta se desenvuelve como un artista”.
Nosotros estamos de acuerdo con Silvia Ramírez y por eso te invitamos a sentar a la mesa, el surrealista universo de Muzaluci.
Desde hace 150 años, esta firma ha marcado el camino a seguir no solo para el diseño danés, sino para el que se hace en todo el mundo, y es que no se puede entender el estilo escandinavo, el ‘mid century’ o la modernidad misma, sin hacer referencia a Fritz Hansen.
Gracias a sus colaboraciones con mentes maestras del diseño como Arne Jacobsen, Poul Kjærholm y Hans Wegner, Fritz Hansen más que simple mobiliario, nos ofrece objetos icónicos, muchos considerados por la crítica como clásicos del diseño. Tomemos por ejemplo sus sillas…
La marca fabricó su primer silla en 1872. Desde entonces y desde entonces ha hecho de un mueble ordinario, algo extraordinario. Entre sus clásicos están “Gran Prix” un diseño de Arne Jacobsen lanzado en 1957. Esta pieza recibe su nombre porque recibió el premio Gran Prix en la “Trienale” de Milán.
“Drop”, también de Arne Jacobsen, es otra de las piezas con la que Fritz Hansen reinventó la silla. En este caso, se trata de un diseño creado ex profeso para el SAS Royal Hotel de Copenhague.
Los años 70 arrancaron y el estilo ‘mid century’ quedaba atrás, sin embargo, el gran Arne Jacobsen seguía estando un paso adelante, y es que al inicio de la década presentó la sorprendente silla “Lily”, una pieza que muchos consideran el pináculo de la carrera del diseñador.
Existen marcas que se han construido alrededor de un único objeto, y sin duda puede decirse creadoras de una pieza sorprendente… pero muy pocas pueden presumir que su nombre está detrás de muchos de los íconos del diseño. Este es el caso de Fritz Hansen, sin duda uno de los referentes del diseño industrial contemporáneo.
Desde hace 150 años, cuando se fundó en Copenhague, Fritz Hansen ha marcado el camino a seguir para el diseño nórdico. Esto ha sido posible gracias a sus colaboraciones con diseñadores visionarios como Arne Jacobsen, Poul Kjærholm o Hans J. Wegner.
Resultado de sus colaboraciones, Fritz Hansen ha sido capaz de producir mucho del mobiliario que son parte de estilos que aún hoy siguen presentes en los grandes proyectos de interiorismo, como el ‘mid century’ o el escandinavo. No hablamos de modas o tendencias, sino de estéticas.
Sería imposible quedarnos con una sola de las piezas de Fritz Hansen, y es que tomemos en cuenta de que la firma son íconos como las sillas “Egg”, “Swan” y “Series 7” de Arne Jacobsen, “PK61” de Poul Kjærholm, “Essay” de Cecilie Manz o “The Alphabet” de Piero Lissoni. Por cierto, estos diseños son parte de “Anniversary”, la la colección con la que la firma celebra sus primeros 150 años. Se trata de un mobiliario, siempre relevante en el tiempo, y en el que cada objeto refleja el compromiso de la marca con la manufactura artesanal, los materiales de primera calidad y el diseño duradero.
¡Felicidades Fritz Hansen!