Los implacables frentes fríos que estamos teniendo nos dan el pretexto perfecto para calentar la casa, y esto se puede hacer con estilo. En un país donde el invierno no es particularmente largo y los días de frío no son tantos, la mejor opción son las chimeneas portátiles o que se pueden fijar en las paredes y después desmontarse. Pero si además son chimeneas con diseño, pueden ser interesantes elementos decorativos. Pensemos por ejemplo en la propuesta de Safretti, firma que además de contar con diseños espectaculares, utiliza bio-alcohol, lo que las hace sustentables. Nuestro modelo favorito es el “Cube”, que puede colocarse también en exteriores.
También amigables con el medio ambiente porque usan bio-etanol, son las chimeneas de la marca Horus, que unifican fuego y acero mediante un diseño discreto que se presta para ser parte de cualquier ambiente.
Otra de nuestras favoritas son las de Glammfire, marca que propone fusionar las llamas que las chimeneas generan como un elemento de la decoración. Su modelo Burner V calienta un área de 80 m2 y tiene un alto rendimiento: 10 litros de etanol rinden 10 horas.
Por último, no nos olvidemos de Ignis: tienen piezas que funcionan con gas, pero si prefieres usar electricidad tienen una opción que se monta en la pared, por lo que es al mismo tiempo decorativa y utilitaria.



La Navidad en casa tiene un ritmo distinto. Es el día en que los espacios se habitan sin prisa, cuando el hogar se convierte en refugio y escenario de momentos compartidos. Más que recibir, se trata de vivir la casa junto a quienes le dan sentido.
El 25 de diciembre invita a disfrutar cada rincón con calma. La sala se transforma en punto de encuentro: sillones cómodos, mantas suaves y una iluminación cálida crean el ambiente perfecto para largas conversaciones, risas espontáneas o simplemente estar juntos. Pequeños detalles —cojines, velas, aromas sutiles— aportan confort y refuerzan la sensación de hogar.
El comedor sigue siendo protagonista, aunque ahora desde la informalidad. Un desayuno extendido, una comida sin horarios estrictos, una mesa que se adapta al momento y no al protocolo. La Navidad también es permitir que la casa respire y se acomode a la vida que ocurre dentro de ella.

Los espacios íntimos cobran un valor especial. Un rincón de lectura compartido, música de fondo, juegos de mesa o fotografías familiares que despiertan recuerdos. Todo suma cuando el objetivo es estar presentes.
Vivir la Navidad en casa es reconocer que el verdadero lujo está en compartir el tiempo, en disfrutar los espacios tal como son y en llenarlos de significado. Cuando la casa se vive en familia, cada detalle se convierte en memoria.
La Navidad es, quizá, la celebración que mejor revela quiénes somos dentro de nuestra propia casa. Es cuando las familias se reúnen alrededor de una mesa que ya tiene su propio relato; cuando los aromas de invierno se mezclan con luces tenues y tejidos cálidos; cuando las elecciones que hacemos durante el año encuentran sentido: la vajilla que reservamos para las ocasiones especiales, el florero que siempre pide flores frescas, la manta suave que invita a sentarse un poco más cerca.
En Casa Palacio pensamos en esos momentos al elegir cada pieza que forma parte de nuestro universo. Valoramos la producción artesanal, la nobleza de los materiales, la belleza de un diseño que envejece bien. Creemos que un objeto bien hecho transforma la experiencia cotidiana y que, en Navidad, esa transformación se vuelve aún más evidente: una mesa sostenida por madera trabajada con paciencia, cristalería que atrapa la luz como si fuera un gesto poético, textiles que suman capas de calidez a un espacio que se vuelve refugio.
Esta temporada queremos celebrar contigo la importancia de vivir rodeados de armonía y significado. Elegir con intención es una forma de cuidado: hacia nosotros, hacia quienes amamos y hacia los espacios que compartimos. Cada pieza seleccionada —una vela artesanal, un juego de cubiertos balanceado, un sillón pensado para conversar sin prisa— acompaña la esencia de estas fechas.
Gracias por permitir que Casa Palacio sea parte de tu hogar y de tus rituales más íntimos.
Que esta Navidad sea una invitación a habitar la belleza, a compartirla y a construir recuerdos que iluminen el año que viene.
La cuenta regresiva para Navidad ha comenzado y, a veces, los mejores regalos se eligen casi al final. Lejos de ser una desventaja, los regalos de última hora pueden convertirse en un gesto pensado, elegante y lleno de intención cuando se eligen con criterio y sensibilidad.
Proyector HU710 Cinebean de LG
Objetos para el hogar, piezas decorativas, textiles, libros o detalles que acompañan la vida cotidiana tienen la capacidad de trascender la fecha y permanecer en el tiempo. Son regalos que no solo se envuelven, sino que se integran a los espacios, transforman rutinas y acompañan momentos. Apostar por el diseño es apostar por algo que se usa, se disfruta y se recuerda.
Vela aromatica Gabriel de Trudon
En esta temporada, lo importante no es la prisa, sino la elección. Pensar en la persona que lo recibirá, en su manera de vivir, en los espacios que habita y en aquello que puede hacerlos más cálidos, funcionales o inspiradores. Un buen regalo no siempre es el más evidente, sino el que logra conectar.
Libro Andy Warhol, Seven Illustrated Books de Taschen

Para quienes buscan resolver esos regalos de Navidad de última hora con estilo y sentido, los interioristas de Casa Palacio han preparado una selección muy especial, pensada para encontrar el detalle perfecto incluso en el último momento.
Lámpara de mesa Melt Cone de Tom Dixon
Escultura en porcelana The Guest de Lladró
Tabla de cocina Milpa de Rasttro
Trudon es una de las grandes joyas del savoir-faire francés. Fundada en 1643, la Maison comenzó como una pequeña tienda en la rue Saint-Honoré; con el tiempo, su dominio en el arte de trabajar la cera la llevó a convertirse en la única Royal Manufacture de velas en Francia. Desde entonces, la marca ha iluminado salones, cortes y espacios donde la belleza se entiende como una forma de vida.
Hoy, Trudon es reconocida mundialmente por la manera en que transforma lugares a través de la fragancia. Cada vela y difusor aromático es un pequeño universo narrativo: un viaje sensorial que se enciende con la llama.
Abd El Kader despliega la frescura vibrante de la menta y el té verde, llenando cualquier habitación de energía. Cire, emblema de la Maison, rinde homenaje a la cera de abeja con una calidez envolvente.


Cyrnos captura la elegancia solar del Mediterráneo entre lavanda, pino y cítricos; mientras que Ernesto evoca la profundidad del cuero, el tabaco y el ron, creando una atmósfera intensa y carismática.


Para quienes prefieren lo floral, Maduraï celebra el esplendor del jazmín del sur de India; Reggio, por su parte, ilumina con el brillo cítrico de la mandarina de Calabria.


Además de sus velas, los perfumes de Trudon revelan otra faceta de la Maison: fragancias construidas como relatos, inspiradas en paisajes, símbolos y personajes históricos. Son aromas que permanecen en la memoria y que convierten lo cotidiano en un gesto profundamente elegante.


La esencia de Trudon transforma los espacios. Y, en el proceso, nos recuerda que la verdadera sofisticación está en lo que logra conmover.