Durante años las almohadas presentaban un problema: con el paso del tiempo el sudor las volvía amarillas, pero el relleno, ya fuera de plumas o sintético, hacía que fueran muy difíciles de lavar y terminábamos tirándolas. Afortunadamente hoy en día existen almohadas lavables, sin embargo, para conservarlas en óptimas condiciones hay que seguir algunos consejos. Toma nota:
– Antes que nada lee las etiquetas de tus almohadas: aún cuando compres las que son lavables, quizás haya indicaciones a seguir.
– Las almohadas deben lavarse a alta temperatura: al menos 60º para eliminar ácaros y microbios. Esto aplica también a las fundas.
– No metas una sola almohada a la lavadora, siempre deben ser dos para que la máquina no se desequilibre en el ciclo de centrifugado.
– Para devolverles la blancura y eliminar malos olores, antes de colocar las almohadas agrega al agua de la lavadora: ½ taza de detergente, dos cucharadas grandes de jabón para trastes, ½ taza de blanqueador (cloro, lejía o sustituye con vinagre blanco) y ½ taza de bórax. Déjalas remojando al menos un par de horas antes de iniciar el ciclo de lavado.
– Cuando el ciclo de lavado termine, inicia manualmente un segundo centrifugado para que queden más secas. Si tienes secadora puedes utilizarla, el calor eliminará cualquier ácaro que haya sobrevivido. Si sufres alergias sabes lo importante que es esto.
– ¿No tienes secadora? Entonces reacomoda muy bien el relleno y pon a secar al sol. Los rayos solares son un excelente desodorizante.
– Las almohadas de látex (memory pillows) se lavan en seco: primero pásales la aspiradora; después aplica espuma limpia alfombras y talla con un cepillo duro. Seca con una secadora de mano.
– Un último consejo: si prefieres las almohadas de plumas, entonces tienes que descoserla y poner a remojar las plumas en la misma preparación que recomendamos líneas arriba. Déjalas secar al sol.