Diseñada en los años 40 por el arq. Carlos del Río, esta residencia es una sobreviviente de ese afán modernizador (malentendido) que obsesiona a nuestra ciudad, y que está provocando que estilos arquitectónicos únicos –como el de las espectaculares casonas de Las Lomas– se pierdan irremediablemente.
En el caso de esta propiedad, cuando se decidió ponerla al día, los propietarios le pidieron a Sofía Aspe un proyecto ecléctico, con un toque europeo y sobre todo en el que el arte contemporáneo fuera el gran protagonista. Así, la interiorista propuso una remodelación respetando las ideas originales de del Río. La idea era regresar a los orígenes de la residencia. Recuperar su forma,
esplendor y acabados, pero al mismo tiempo adecuándola a nuestra época y las necesidades de la familia que la habita. De hecho, el primer pasó fue eliminar una remodelación previa hecha en los 80.
El concepto detrás del proyecto es una fusión de diferentes momentos y estilos. Por ejemplo: una estética muy europea se encuentra de manera inesperada con arte contemporáneo mexicano. Esto se logró incorporando mobiliario moderno y piezas icónicas de diseñadores como Pierre Paulin, Vladimir Kagan y Serge Mouille.
Muchas de las obras de arte fueron compradas ex profeso para la casa, como la escultura del inglés Daniel Silver que se colocó en el salón de entrada o el gobelino tejido a mano con alusión a una narco manta, autoría del jalisciense Eduardo Sarabia, que se ubicó en la biblioteca. Otro aspecto importante: se planeó un conjunto de Pantones para cada espacio para poder crear ambientes únicos en cada área. Por cierto, piezas como algunos tapetes o sillones, elegidos por Sofía son parte de la colección de Casa Palacio.
Pero no entremos en más detalles y mejor recorramos juntos esta espectacular casa.




Hay materiales que no pasan de moda, que cuentan historias sin palabras. El mármol es uno de ellos. Con sus vetas únicas y su tacto frío, invita a vivir rodeados de belleza natural, de piezas que respiran autenticidad.
En un mundo acelerado y digital, volver a lo noble es casi un acto de equilibrio. El mármol —piedra milenaria formada en las profundidades de la tierra— nos recuerda la importancia de lo esencial: lo que perdura, lo que no se fabrica en serie, lo que mejora con el tiempo.
Mesa Invictus de Timothy Oulton
Integrar mármol en el hogar no requiere grandes gestos. Una mesa lateral, una lámpara con base de piedra o un accesorio decorativo pueden transformar un espacio. Su presencia aporta calma, frescura y esa sensación de lujo silencioso que solo los materiales naturales transmiten.
Cada veta, cada tono, es irrepetible. Por eso, al elegir piezas con mármol, no solo decoramos: también conectamos con algo más profundo, con la materia viva del mundo.
Figura decorativa de piedra Byung C de Rasttro
En Casa Palacio, los objetos elaborados en mármol —mesas, bandejas, portavelas o lámparas— nos invitan a vivir con intención, rodeados de textura, historia y elegancia natural.
Escultura Monopoly de Arteriors
Jabonera de piedra de Aquanova
Dispensador de jabón de mármol de Andrea House
Porque el verdadero lujo no se impone: se siente.
Vivir con cristal es aprender a habitar la luz. Este material noble, tan antiguo como el fuego y tan moderno como el diseño contemporáneo, transforma los espacios con su juego de transparencias, reflejos y destellos. En él se revela un arte silencioso: el de atrapar la claridad y devolverla multiplicada, coloreando cada rincón con sutileza.
En Casa Palacio, el cristal se convierte en una declaración de estilo. Firmas legendarias como Lalique, con su herencia francesa de formas escultóricas; Reflections Copenhagen, que combina audacia geométrica y color; Baccarat, sinónimo de lujo y precisión artesanal; LSA International, que celebra la pureza de las líneas contemporáneas; y Villeroy & Boch, que equilibra tradición y modernidad, nos invitan a descubrir un universo donde la transparencia es sinónimo de sofisticación.
Un centro de mesa de Baccarat, un florero de LSA o un jarrón de Lalique no solo decoran: capturan la esencia del espacio. Cada pieza refleja —literalmente— la personalidad de quien la elige. La luz que atraviesa un vaso o un cenicero de cristal no es solo un detalle estético; es un gesto cotidiano de belleza, un recordatorio de que lo esencial también puede brillar.
Incorporar cristal en el hogar es apostar por la armonía y la claridad. De día, colorea con reflejos los muros; de noche, convierte cada destello en un instante mágico. Descubre la magia del cristal en las tiendas Casa Palacio y deja que la luz hable en tu hogar.
Hay pocas cosas tan mágicas como la luz que atraviesa el color. En el interiorismo contemporáneo, el cristal de tonos vibrantes vuelve a ser protagonista: piezas que no solo decoran, sino que colorean la atmósfera. La tendencia celebra lo sensorial —la forma en que la luz se filtra, se proyecta y transforma un espacio a lo largo del día.

Sifón decorativo de Viriathus
Incorporar objetos de cristal o vidrio de color es una forma sutil, pero poderosa, de renovar tu hogar. Un florero en tono ámbar sobre una mesa, un par de copas en verde botella, o una lámpara que tiñe de azul la pared: pequeños gestos que hacen visible la belleza del paso del tiempo y la luz.
Firmas como Reflections Copenhagen reinterpretan el arte del vidrio con un estilo escultórico y moderno, donde cada pieza parece un fragmento de joya. Pero también hay magia en los floreros, botellas o lámparas de otras colecciones de Casa Palacio, que convierten cualquier rincón en un juego de transparencias y matices.
Atrévete a dejar que el color entre con la luz. Redescubre la decoración como un diálogo entre reflejo, sombra y transparencia.
Visítanos en Casa Palacio y encuentra el objeto perfecto para llenar tu casa de destellos, brillo y nuevas emociones.
Antes de convertirse en el ícono del Pop Art, Andy Warhol ya exploraba los temas que marcarían su carrera: la belleza, el deseo y la construcción de la imagen. El libro Andy Warhol. Love, Sex, and Desire. Drawings 1950–1962, editado por TASCHEN, nos invita a descubrir ese otro Warhol: el dibujante íntimo, libre y profundamente humano.

La publicación reúne más de 300 dibujos eróticos creados entre 1950 y 1962, en los que Warhol celebró el cuerpo masculino con una mezcla de humor, elegancia y una franqueza inédita para su tiempo. Son obras que revelan la génesis de su estilo: líneas sueltas, gestos espontáneos y una mirada que, más que retratar, captura el instante.

Este volumen —impresionante en formato y edición— es también una muestra del talento editorial de TASCHEN, reconocida por convertir cada libro en un objeto de arte. Su impecable diseño, calidad de impresión y selección de títulos hacen que sus publicaciones sean tan admiradas en bibliotecas como en mesas de centro.

En Casa Palacio, los libros de TASCHEN ocupan un lugar especial: son piezas que inspiran, que acompañan el diseño y que enriquecen cualquier espacio.

Te invitamos a descubrir Andy Warhol. Love, Sex, and Desire y explorar nuestra selección de libros de arte y diseño en las tiendas Casa Palacio, donde cada título es una ventana a nuevas ideas y mundos estéticos.