Pierre Assouline lo llamó “el ojo del siglo”, y es que la cámara de Henri Cartier-Bresson capturó algunos de los acontecimientos históricos más importantes del siglo XX: desde la Guerra Civil Española hasta la muerte de Gandhi, pasando por la entrada de Mao a Pekín o las impresiones del primer occidental que logró llegar a la Unión Soviética tras la muerte de Stalin. No en balde, y pese a sus guiños con los surrealistas o su formación como artista plástico, Cartier-Bresson es considerado el padre del foto-periodismo, un oficio en el que coinciden el azar y el buen ojo del fotógrafo.
Sin embargo, y pese a que el mismo Henri atribuía sus imágenes al simple hecho de estar en el lugar preciso en el momento correcto, sin duda su mirada única marcó el camino a seguir del fotoperiodismo moderno, justo como aquellos que después se integraron a la mítica agencia que él cofundó: Magnum.
Sus lecciones aún perduran: pensar en la proporción aurea al momento de realizar la composición; fotografiar lo cotidiano en los lugares más insospechados, y por supuesto, atreverse a mirar más allá…
Por todo lo anterior sería imperdonable que te pierdas la retrospectiva del artista que se presenta en el Museo de Bellas Artes. Se trata de una ambiciosa exposición que en palabras de los organizadores, busca mostrarnos que “no hubo un solo Henri Cartier-Bresson, sino muchos”, lo que se entiende si tomamos en cuenta una carrera que empezó en los años 20 y continuó hasta inicios del SXXI.
Así, sus influencias, sus etapas y por su puesto su visión única, han sido reunidas en una sola exposición que celebra la obra de quien dijo: “hacer una foto es alinear la cabeza, el ojo y el corazón. Es un estilo de vida.”
Por cierto, para completar la experiencia, el Museo de Bellas Artes propone bajar el playlist creado para conmemorar la exposición. Búscalo en Spotify como #PlaylistMPBA.
Henri Cartier-Bresson, La mirada del SXX
Museo del Palacio de Bellas Artes
Eje Central Lázaro Cárdenas, esquina con Av. Juárez
Martes a domingo de 10:00 a 17:30 horas






La Navidad en casa tiene un ritmo distinto. Es el día en que los espacios se habitan sin prisa, cuando el hogar se convierte en refugio y escenario de momentos compartidos. Más que recibir, se trata de vivir la casa junto a quienes le dan sentido.
El 25 de diciembre invita a disfrutar cada rincón con calma. La sala se transforma en punto de encuentro: sillones cómodos, mantas suaves y una iluminación cálida crean el ambiente perfecto para largas conversaciones, risas espontáneas o simplemente estar juntos. Pequeños detalles —cojines, velas, aromas sutiles— aportan confort y refuerzan la sensación de hogar.
El comedor sigue siendo protagonista, aunque ahora desde la informalidad. Un desayuno extendido, una comida sin horarios estrictos, una mesa que se adapta al momento y no al protocolo. La Navidad también es permitir que la casa respire y se acomode a la vida que ocurre dentro de ella.

Los espacios íntimos cobran un valor especial. Un rincón de lectura compartido, música de fondo, juegos de mesa o fotografías familiares que despiertan recuerdos. Todo suma cuando el objetivo es estar presentes.
Vivir la Navidad en casa es reconocer que el verdadero lujo está en compartir el tiempo, en disfrutar los espacios tal como son y en llenarlos de significado. Cuando la casa se vive en familia, cada detalle se convierte en memoria.
La Navidad es, quizá, la celebración que mejor revela quiénes somos dentro de nuestra propia casa. Es cuando las familias se reúnen alrededor de una mesa que ya tiene su propio relato; cuando los aromas de invierno se mezclan con luces tenues y tejidos cálidos; cuando las elecciones que hacemos durante el año encuentran sentido: la vajilla que reservamos para las ocasiones especiales, el florero que siempre pide flores frescas, la manta suave que invita a sentarse un poco más cerca.
En Casa Palacio pensamos en esos momentos al elegir cada pieza que forma parte de nuestro universo. Valoramos la producción artesanal, la nobleza de los materiales, la belleza de un diseño que envejece bien. Creemos que un objeto bien hecho transforma la experiencia cotidiana y que, en Navidad, esa transformación se vuelve aún más evidente: una mesa sostenida por madera trabajada con paciencia, cristalería que atrapa la luz como si fuera un gesto poético, textiles que suman capas de calidez a un espacio que se vuelve refugio.
Esta temporada queremos celebrar contigo la importancia de vivir rodeados de armonía y significado. Elegir con intención es una forma de cuidado: hacia nosotros, hacia quienes amamos y hacia los espacios que compartimos. Cada pieza seleccionada —una vela artesanal, un juego de cubiertos balanceado, un sillón pensado para conversar sin prisa— acompaña la esencia de estas fechas.
Gracias por permitir que Casa Palacio sea parte de tu hogar y de tus rituales más íntimos.
Que esta Navidad sea una invitación a habitar la belleza, a compartirla y a construir recuerdos que iluminen el año que viene.
La Ciudad de México vive una de sus temporadas culturales más activas, con una programación de exposiciones de arteque dialogan con la historia, la memoria y el presente. Si estás planeando un recorrido cultural durante estas vacaciones, estos museos y muestras imperdibles ofrecen una excelente manera de redescubrir la ciudad a través del arte.
En el Museo Tamayo Arte Contemporáneo se presenta Alien Queen / Paraíso Extraño, la exposición más ambiciosa hasta ahora de la artista mexicana Manuela Solano. A través de más de treinta pinturas de gran formato, Solano explora temas como identidad, memoria y cultura pop, retratando personajes reales y ficticios que marcaron las décadas de los años ochenta, noventa y dos mil. La muestra estará abierta hasta el 4 de enero de 2026.

También en el Tamayo, Futuros Arcaicos propone una reflexión sobre el pasado y el porvenir a partir de obras inspiradas en lo cósmico, lo mitológico y lo ancestral, reuniendo piezas de la colección del museo y préstamos de otros acervos.

El Museo de Arte Carrillo Gil presenta Gunther Gerzso. Algo en común con el pasado, una revisión de la obra de uno de los grandes referentes de la pintura mexicana del siglo XX. La exposición reúne más de cuarenta piezas que muestran su lenguaje pictórico y su constante diálogo entre lo moderno y lo ancestral.

Para quienes buscan una experiencia distinta, el Museo Nacional de Arte (MUNAL) ofrece Bajo el signo de Saturno. Adivinación en el arte, una exposición con más de 200 obras que exploran la astrología, el espiritismo y el simbolismo esotérico en el arte del siglo XIX a la actualidad.


Finalmente, en el Museo Palacio de Bellas Artes continúa Lilia Carrillo. Todo es sugerente, una retrospectiva que reúne más de cien obras de una de las artistas más importantes del arte mexicano moderno.

Estas vacaciones son el momento ideal para recorrer estas exposiciones, reconectar con la ciudad y dejarse inspirar por el arte en todas sus formas.
Si hay un nombre capaz de unir crítica social, elegancia visual y un sentido del humor absolutamente mexicano, es el de Abel Quezada. Considerado uno de los artistas más singulares del siglo XX, Quezada —nacido en Monterrey en 1920— transformó el dibujo, la caricatura política y la ilustración en auténtica crónica cultural. Su trazo limpio y su mirada aguda lo hicieron imprescindible en periódicos como Excélsior, Ovaciones y Novedades, además de llevarlo a colaborar con The New Yorker en los años ochenta.

Autodidacta y siempre curioso, Quezada encontró en las grandes ciudades —sobre todo Nueva York— una fuente inagotable de inspiración: calles caóticas, arquitectura vibrante, personajes diminutos y escenas cotidianas convertidas en poesía visual. Aunque su reputación se consolidó desde el periodismo, su obra pictórica revela una faceta íntima y sorprendente: colores atmosféricos, composiciones sensibles y un ojo atento a lo que define la vida urbana.

Su legado es esencial para comprender la evolución del dibujo y la caricatura en México, desde el humor político hasta la representación moderna de lo cotidiano. Sus personajes —“el tapado”, “la dama de las Lomas”, “Solovino”— forman parte de la memoria colectiva.

Por eso resulta tan relevante la exposición Memorias visuales de Abel Quezada end a galería Proyectos Monclova, una oportunidad excepcional para reencontrarse con su obra desde una perspectiva fresca y contemporánea.

Todas la imágenes: Proyectos Monclova
La muestra estará abierta hasta el 20 de diciembre; quedan pocos días para visitarla. Si te interesa el arte mexicano, el dibujo, la sátira o simplemente disfrutar del genio de un observador único, esta exposición es imprescindible.