Nos fascina descubrir las historias detrás de los productos de las grandes marcas, y esto es justo lo que nos pasó con las vajillas de la casa Amoretti Brothers, creaciones de una familia cuyo linaje surge en Torino, Italia. Se trata de un clan del que han nacido varios intelectuales y visionarios. Por azares del destino, a principios del SXXI parte de la familia se mudó a México. Aquí, descubrieron la riqueza artesanal de nuestro país y –siguiendo la tradición familiar- decidieron innovar y crear una marca en la que la tradición europea se encontrara con el talento e ingenio de los artesanos mexicanos… ¡dio sorprendentes resultados!
Pero, ¿de dónde surgió la idea? En un principio, los Amoretti viajaban por todo el país buscando artesanías para coleccionar. Uno de los aspectos que más les fascinaba, era descubrir en muchas de las piezas un diálogo entre México y Europa a través de técnicas o estilos. Esto los llevó a plantearse el lanzar una línea diseñada por Anna (madre de los hermanos Amoretti), pero realizada por manos mexicanas. Así surge la primera colección de piezas decorativas, con tal éxito que termina vendiéndose en tiendas como Bergdorf Goodman, Neiman Marcus o Dean & Deluca.
El éxito de esta primera colección los llevó a seguir investigando, y así un buen día terminaron en el pueblo de Tlalpujahua, ubicado cerca del santuario de la Mariposa Monarca y famoso por su rica tradición ceramista. Ahí decidieron instalarse: compraron una propiedad y establecieron su estudio y la fábrica. La intención era producir vajillas diseñadas por Anna y pintadas a mano por las hábiles artesanas del lugar. ¿No es así cómo nacen las grandes historias? Por eso, quienes buscan productos únicos, tienen que conocer las fascinantes creaciones de los Amoretti, quienes han logrado reunir dos culturas en fascinantes piezas de diseño.
Hay marcas que buscan hacer del mundo un lugar mejor. Jenuina es una de ellas y, para lograrlo, nos propone una decoración sustentable a través de piezas elaboradas con textiles de fibras naturales, todas hechas a mano por hábiles artesanos mexicanos. Además de ser amables con el medio ambiente, sus diseños son bellísimos.
Casa Palacio ha sumado a su selección de ecodiseño mexicano los cojines decorativos Paris, una colección inspirada en la fascinación que generaba en la Ciudad de la Luz el exotismo de sus colonias. El resultado son piezas bohemias, sofisticadas y… ¡muy chic!
Como toda la oferta de Jenuina, los cojines de la colección Paris están estampados a mano, utilizando tintes libres de químicos y respetando las normas del comercio justo, para contribuir al desarrollo de las comunidades artesanas que los elaboran.
Para decorar de manera sustentable, cuando visites Casa Palacio, pregunta a tu asesor de ventas por la colección Paris de Jenuina. Te sorprenderá lo que puede hacer por tu sala o habitación.
La historia de Eichholtz se distingue de la de otras compañías de diseño. Su trayectoria comienza en 1992, cuando Theo Eichholtz, su fundador, empezó a importar una exquisita selección de muebles y accesorios de Asia a Europa. Poco después, sumó a su catálogo piezas vintage cuidadosamente seleccionadas.
Dada su aguda visión y excelente gusto, no sorprende que el siguiente paso fuera crear y comercializar sus propios diseños. Este legado se refleja en los productos de Eichholtz: una visión histórica y estilística meticulosamente pensada, que incorpora elementos de distintas épocas, junto con una pasión por la maestría artesanal, los materiales nobles y los acabados de la más alta calidad.
La más reciente colección de Eichholtz es verdaderamente fascinante. Como ocurre en todo buen proyecto de interiorismo, encontramos un balance de líneas innovadoras, momentos atemporales, guiños extremadamente contemporáneos y un fuerte anclaje con la historia y la tradición, todo ello sin perder el sello inigualable de la casa y los altísimos estándares de diseño y calidad que la distinguen.
Resulta imposible no pensar en Michael Graves cuando se habla de arquitectura posmoderna. Miembro del grupo Memphis y gran exponente del maximalismo, este arquitecto supo combinar magistralmente en sus obras elementos neoclásicos, materiales nobles como el mármol y el acero, y el uso de geometrías básicas con una inusual paleta de colores. Entre sus obras más memorables destacan el edificio Portland o el edificio para Disney Company, famoso por su gran frontón sujeto por siete enormes columnas con la forma de los siete enanos de Blanca Nieves. Definitivamente, Graves tenía un gran sentido del humor.
Edificio Team Disney en Burbank, California, 1991
Edificio Portland, Oregon, 1982
Además de sus grandes edificios, Graves también diseñó objetos de igual relevancia, que mantienen el mismo universo estético que su arquitectura. En 1985, creó para la casa italiana Alessi una tetera de acero inoxidable con una colorida agarradera, que hace juego con un silbato en forma de pájaro que nos avisa una vez que el agua hierve. Este clásico moderno forma parte de las principales colecciones de diseño en los grandes museos del mundo. Afortunadamente, Alessi no ha dejado de producir esta tetera ni los otros diseños de Graves, que puedes encontrar en Casa Palacio.
Por simple que parezca, diseñar una silla es una de las tareas más complejas y temidas entre los diseñadores industriales. Es quizás la pieza más compleja en cualquier familia de mobiliario; sus proporciones son extremadamente caprichosas y cualquier fallo en sus cálculos la convertirá inmediatamente en un objeto de tortura. La silla de oficina representa la sofisticación máxima de esta disciplina, pues es donde más horas pasamos trabajando.
El investigador Jonathan Olivares, en su libro A Taxonomy of Office Chairs, sitúa las primeras sillas de oficina —sillas con un mecanismo de movimiento integrado y 5 patas— en la década de 1840. Curiosamente, la primera silla con esas características de la que se tiene conocimiento fue una creación del evolucionista Charles Darwin. Desde ese momento, la silla de oficina no ha dejado de sorprendernos con inventivas soluciones y materiales que hacen de nuestra experiencia frente a un escritorio algo mucho más placentero. Herman Miller es la marca responsable de producir la mayoría de las sillas de oficina más importantes de la historia.
Modelos como la Eames Aluminum Group, lanzada en 1958, siguen siendo un estándar de elegancia y comodidad. Su diseño atemporal la hace una elección ideal en cualquier escenario. También con la firma de Charles y Ray Eames, están las sillas Ejecutivas y las Soft Pad. Sillas extremadamente cómodas cuyas líneas evocan otra época.
En 1994, la silla de oficina alcanza uno de sus puntos más altos, cuando Herman Miller presenta en el mercado la silla Aeron, el revolucionario diseño de Bill Stumpf y Don Chadwick que alteró para siempre la definición de la silla ergonómica. La Aeron, hoy en día, sigue siendo considerada como una de las mejores sillas de escritorio, lo cual no ha detenido a Herman Miller de seguir investigando en este terreno, sorprendiendo con nuevos avances en tecnología y sorprendentes diseños. Como es el caso de la Cosm, uno de los nuevos estándares en el mercado.
La oferta de Herman Miller es sorprendentemente extensa y cada silla está pensada para necesidades diferentes. La compañía además pone un gran énfasis en la susceptibilidad de sus productos, reduciendo el impacto de carbono de cada una de sus sillas al optimizar sus diseños y emplear un gran porcentaje de materiales reciclados. Te invitamos a visitar su catálogo en Casa Palacio y a que te asesores con uno de nuestros expertos para que elijas la mejor opción.