Aunque Lila Ortega Yabra y Alfredo Marín Gutiérrez son grandes amigos, no podrían ser más diferentes: ella –una experta en marketing, pero que ha hecho de la cocina su pasión– apuesta por la sobriedad. Él, reconocido restaurador, se considera un barroco. Eso sí: ambos coinciden en que recibir es un arte. Nosotros no podíamos perdernos la oportunidad de verlos crear y los invitamos a montar una mesa para celebrar el mes patrio. ¿El resultado? Un montaje diferente, que se aleja del lugar común, sin dejar de ser muy mexicano: plata que nos remite a nuestra riqueza mineral, orquídeas que nos llevan a...